Vivimos tiempos digitales en los que gran parte de nuestra vida se desenvuelve en el ciberespacio, es decir, en internet. Y en lo que se refiere al sexo también dedicamos cada vez más tiempo a practicarlo en internet, lo que se conoce como cibersexo. Esto aporta unas grandes ventajas de libertad, satisfacción personal y también autoconocimiento, pero también entraña un peligro, uno de ellos es la sextorsión.
El término sextorsión no es nuevo, se puede decir que ya lleva más de una década utilizándose. De hecho, ya en el 2010 era recogido por la Wikipedia. Es un término compuesto por dos palabras: sexo y extorsión y significa eso, utilizar el sexo como forma de extorsionar a una persona.
Quiero aclarar que el hecho de utilizar el sexo como forma de extorsión, manipulación o acoso a una víctima es muy antiguo. Pero las nuevas herramientas digitales de comunicación como son internet, las redes sociales o los programas de mensajería han favorecido que su extensión haya alcanzado cuotas inimaginables hace tan sólo unas décadas.
Se puede considerar que es una manera de acosar y explotar sexualmente a una víctima en contra de su voluntad.
La sextorsión se realiza de diversas maneras. Pero la más habitual es mediante imágenes o videos grabados a la víctima con su consentimiento o sin él.
Este material audiovisual puede haber sido grabado con el consentimiento de la otra persona, pero eso no implica que su consentimiento autorizase a su difusión más allá del cauce privado por el que se suele compartir. Y mucho menos permitió con ello que se utilizasen esas imágenes eróticas o de desnudos o videos de prácticas sexuales para chantajearla posteriormente y obligarla a realizar cosas que no desea hacer.
Los videos o imágenes pueden haber sido tomadas en relaciones sexuales, desnudos o prácticas eróticas reales y en vivo. Pero también a través de sesiones digitales de cibersexo consentido.
En otras ocasiones las imágenes pueden haber sido tomadas por terceras personas sin consentimiento de ninguno de los que aparecen en las fotografías o videos.
Una situación común es un ataque por un pirata informático al móvil u ordenador personal de la víctima consiguiendo videos de desnudos o prácticas sexuales sin ella saberlo. Posteriormente se presiona a la víctima para conseguir dinero o nuevas imágenes a cambio de no publicarlas.
Estas imágenes son utilizadas posteriormente por el acosador para chantajear a la víctima con ellas. Por lo general se amenaza con la difusión de las imágenes en alguna página web o red social o bien su envío a personas cercanas a la víctima que no recibirían bien dicho contenido.
Esto es lo que empuja a la víctima a realizar prácticas que no desea a cambio de la no difusión de dicho contenido de carácter sexual.
Por lo general la manera suele ser en forma de relaciones sexuales, a veces dinero y en ocasiones nuevas imágenes o videos más explícitos con los que poder seguir acosando progresivamente a la víctima.
Hoy en día es habitual que dicho chantaje se realice a través de internet o programas de mensajería. Favorece al delincuente acosador para mantener su identidad en secreto y poner una traba más a las posibles investigaciones que se realicen.
Es especialmente grave lo habitual de la sextorsión entre adolescentes. Tanto en el caso de víctimas de sextorsión en adolescentes como jóvenes que pasan a sextorsionar a otras víctimas.
Una situación especialmente grave en los menores ya que puede llevar a resultados muy negativos, incluso a casos extremos de suicidios, agresiones o autolesiones. Y por lo general a problemas psicológicos con daño emocional a las víctimas y que pueden lastrar su normal desarrollo como personas y en particular en su relación futura con el sexo.
Al igual en otro tipo de abusos en muchos de los casos la extorsión se realiza por parte de gente cercana.
En el caso de menores suelen ser amigos o compañeros de clase o exnovios de la víctima. En estos casos los celos o el enfado por ser dejados por la otra persona es lo que empuja a hacer daño al acosado de mediante la sextorsión.
Si se trata de adultos el caso es parecido, siendo exparejas quienes realizan esta práctica por revanchismo hacia la víctima.
Evitar la sextorsión a veces es complicado, pero se pueden adoptar ciertas prácticas para poner una traba más a los delincuentes para cometer sus delitos.
Estas se basan en:
Algo importante a tener en cuenta es que la sextorsión es un delito. De carácter digital pero delito. Además, puede tratarse de varios delitos en uno.
Piensa que grabar a una persona en ciertos lugares o situaciones sin su consentimiento ya puede suponer un delito grave contra su imagen y su intimidad.
Y la utilización de dicho material para extorsionar a una persona también supone un delito.
Por eso ante cualquier amenaza de sextorsión lo recomendable es acudir a la policía de manera inmediata. Tanto Guardia Civil como Policía Nacional disponen de unidades especializadas en delitos telemáticos y podrán investigar para dar con el delincuente y actuar para proteger a la víctima.